sábado, 31 de diciembre de 2011

Hogueras

Hace poco escribí un "poema para cumpleaños, años nuevos y otras fechas poco memorables". Ahí dejaba bien claro que no me importa que sea fin de año, o año nuevo. A veces ni siquiera me importa si es lunes o viernes, las 3 o las 15h. Tengo la extraña manía de que los días se me acumulen o se me escurran los segundos, y además siempre he creído que una de las primeras mentiras de las que nos convencen es la de que ejercemos algún tipo de poder sobre el tiempo. Pura basura propagandista. El tiempo es como la muerte: se pueden elaborar mil teorías sobre ellos, usar cremas antiarrugas y complicados tratamientos que alarguen la vida un mes más, pero al final su voluntad se impone sobre cada uno de nuestros actos. Así que se me hace raro eso de felicitar el año nuevo o darle tanta importancia a 12 segundos al año y no a todos los demás. Aún así, no he podido evitar pensar en este año que según los calendarios se acaba, y en parte empecé a pensar en ello a raíz de leer este texto de Galeano:

"Un hombre del pueblo Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.
El mundo es eso- reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas.
Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acercan, se enciende." (El Mundo-Eduardo Galeano)

Pues bien, aunque a estas alturas poco me importe lo de despedir o recibir el año, lo que si me parece importante para no apagarme es pensar en todas las llamas que alumbráis mi vida. Yo también he pensado muchas veces que mi mundo es como un mapa de lucecitas con distinto brillo y a distintas distancias, pero igual de importantes todas ellas. Y es que si quisiera, este año lo podría tirar a la basura, pero en realidad prefiero pensar que ha sido un buen año. Y no solo porque mi mayor aspiración o deseo hace doce meses se haya hecho real en forma de ciudad, y ahora lo de "yo me bajo en Atocha" ya no solo lo cante. Es que aunque a veces desee escapar de sus fauces y sepa que ni ahí voy a durar mucho tiempo, en realidad Madrid es de las mejores cosas que se me ha ocurrido nunca, pero eso es así sobre todo por la cantidad de fuegos que he descubierto y que ahora se suman a la gran y dispersa hoguera que ya calentaba y alumbraba mis pasos. Pero no por estar lejos olvido al resto.

Porque aunque ahora nos separen los kilómetros, para mi el 2011 han sido Antoine y mi hermana, por acogerme en la ciudad en la que nací como si realmente tuviese algo que ver conmigo, y por las cañas, los litros y las discusiones sobre psicología. También Inma por las tardes en el Morrison, y Jesús, por seguir reencontrándose conmigo cuando y donde menos me lo espero. Y Fran, por 1999 y Piedras. Ellxs, con sus llamas, consiguieron darle color y calor a una ciudad que yo me empeñaba en pintar de gris.

También Tete, Nieto y Gato, porque sin ellos no hubiese sido capaz de sobrevivir a Úbeda, y porque no solo sobreviví, si no que, aunque entonces me resistiera a verlo, viví bien. En esto también tuvieron mucho o todo que ver mi madre, Huchas, Ambrosio, Miguel, Ana y Ángela. Por aguantarme después de tantos años, por el vodka de violetas y el rummikub, por seguir aceptando y/o apoyando mis sueños por locos o inalcanzables que sean.

Y claro está, ahí siguen encendidas las llamas que me voy dejando por otras ciudades. Naza, que aunque la vida siga intentando separarnos nunca nos quitará nuestras noches malévolas. O Hanchu, que si bien lo abandoné en Málaga, sabe que no se va a librar de mi tan facilmente. Miry, Paula, Pablo, Rafa o Elena, que ya sea en Granada, en Bilbao o en el etnosur, cada mucho o cada poco, siempre están dispuestos para recordar buenos momentos y crear otros nuevos, porque a veces las hogueras se extinguen con el tiempo, pero estas son duracel.

Este 2011 también descubrí "Txokorga", y aunque estuve poco tiempo, en mi colección de hogueras incorporé a Pasku por Barbarroja y por nombrarme Presidenta Bananera, a Pipo por ser el mejor cuñao del mundo, a la Asun por sus guisos y su buen humor, a la Vane por disfrutar de mis mojitos y a todxs lxs demás por tratarme como a una más.


Y qué decir de Madrid. En Madrid cumplí el sueño de tener Nunca Jamás a la vuelta de la esquina, compartiendo noches y estrellas con mi Peter Pan particular. También descubrí a Rakel, con la que empecé perdiendo moviles para demostrarle que el centro no estaba tan mal y acabé compartiendo la casa, las comidas, las facturas, las noches, las discusiones y mucho más (porque aunque a veces se le olvide, nosotras no somos compañeras de piso).

Y luego llegó el famoso "15M". Aquí la lista se haría infinita. Esos días y noches siempre quedarán en mi memoria, pero esto no sería posible sin las personas con las que los compartí: Ana, que traía el desayuno a la misma hora que Carlota venía a que le dijéramos lo guapa que iba, justo cuando Javi, el Chino, el Gallego y yo nos despertábamos después de una noche marciana. Luego estaba Jaime y sus guardias mañaneras y sus paquetes de ducados, y Diego, experto en reinventar los juegos de cartas, y Sara, la metódica e imprescindible Sara, dispuesta a resolver cualquier duda sobre caballos o extraterrestres (gracias, Sara!). Raboso, boicoteando sus propias propuestas, y Yesi y Sol, paseando sus libros de derecho por toda la plaza, y Juan, especialista en alargar las comisiones de cañas, y Chus con la sonrisa siempre a punto, y Miren y Endika hablando a las masas. Si me lo tomo en serio la lista sería interminable: Paola,Tito, Carmen, Eric, Pepe, Jesús Bueno y Jesús Calpe, Pladul, Clara, Nico, Frede, y porqué no, Juan Grande y Argiro, que tan grandes momentos nos regalaron.

Pero la acampada ya pasó, y entonces es cuando te das cuenta de lo que realmente ganaste. Cuando alguien me pregunta que qué hemos conseguido, siempre me siento tentada a contar lo que he conseguido yo. Porque con el tiempo fui conociendo a Patricia, y ahora siempre que podemos nos compartimos CIES y cañas. También he ganado las degustaciones de vino con el Impertinente, y los cafés, los comunicados y las botellas de Bach con Carlota, y los ratitos con Sara, que por lejos que esté siempre actúa como si estuviera a la vuelta de la esquina. También gano cada vez que vuelvo a ver al Chino, a Sol, a Diego, a Ana, a Chus, a Raboso o al Gallego, porque ya sea en la sierra, un bar o una mani, consiguen alegrarme el día y reinventarme las ganas de seguir. Como Jaime y Mar, que aunque los vea poco, siempre me aportan algo nuevo y sobre todo algo bueno. Y Juan, que entre anisakis, etnosur y canciones lolailos se ha ido colando en mi vida poco a poco. Gracias a todxs por regalarme vuestra solidaridad, vuestra sabiduría y vuestra fuerza.

Los dichos populares a veces aciertan, y en este caso aplico el de "los últimos serán los primeros". Porque "indignándome" también gané a Pau, a mi boluda, que va a terminar el año a un océano de distancia, pero que sabe que ha marcado en gran medida el mio. Por las conversaciones existencialistas de cronopia esteparia, por el viaje al sur, por viajar sin movernos de casa, por sus bolsos en el salón y las borracheras tangueras. Por no dejarnos a Rakel y a mi en un burdel anarkista, que en los escritos oficiales queda mucho mejor BAB que BA. Y porque no somos ni una, ni dos, ni tres, si no tres.

Y hablando del BAB, son muchxs lxs que han pasado y seguirán pasando por él a mantener viva la llama. Manu, siempre dispuesto a limpiar después de las fiestas con las mejores bandas sonoras, y Porch, que capea igual de bien las bacanales que las resacas. El vecino, cuarto miembro desde el primer día, y Raúl, que es capaz de iluminar y darle la vuelta al rincón más oscuro del mundo. Inés, por ser la chica sexy por excelencia, y Manolo, que acabó convirtiéndose en okupa VIP, y Félix, que ha demostrado tener buen oído no solo para la guitarra si no también para las conversaciones automovilisticas. Si intento recordar todas las personas y momentos que forman parte del BAB no acabaría nunca, es una hoguera demasiado viva y dinámica, y que espero que permanezca mucho tiempo encendida.

Puede parecer excesivamente largo, pero que este recuento sea largo y aún así se quede corto y saber que seguro que me olvido a muchas personas y momentos es lo que me hace ser capaz de levantarme mañana y de transformar mis ganas de destruir y romper con todo en ganas de seguir construyendo. Porque también ha habido llamas que se han apagado o fuegos que resultaron ser de cartón piedra, y por supuesto no han faltado quienes se empeñaban en intentar apagar cualquier chispa de vida. De esos tampoco me olvido, pero los dejo en un lugar secundario. Lxs importantes sois vosotrxs, y por ello quiero daros las gracias, y si tengo que pedir algo a los próximos doce meses es que por muchas primas de riesgo y por muchos problemas que soplen, vuestra hoguera siga ardiendo con fuerza y empeño, pues vuestro fuego es el que alimenta el mio, y yo quiero seguir quemando días y noches con vostrxs muchos años más.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La felicidad es dejar que el ramen te gotee por la barbilla

Pasadomañana el consejo de sabias
decretará si iniciar la hoguera de los calcetines
o ahogarse pausadamente en un vaso sin hielo.
O a lo peor regamos las macetas con un poco de salmiaki.
Pun, pun, pun, pun! Pank!
Te lo eructo a la cara, con premeditación y dadaismo:
comienzo a estar harta de tus macarrones con tomate,
y los demás pasajeros del vagón se quedan,
boquiabiertos y expectantes,
esperando el climax que nunca llega.


(Intento de poema surrealista)

La soledad

La soledad
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