Suspiro. Por la vida, por el sexo,
por todos los poetas muertos.
Te acojo entre mis muslos,
me deslizo bajo un beso
y robo tu saliva para susurrarte
que el cariño mejor se lo tengas a los perros.
Auguro fatalidad con cada día nuevo,
la sombra de mis pasos me persigue con tus manos
que me muerden las esquinas tatuando oscuros cercos
mientras me niego a vestirte con la rutina de mis sábanas
y bostezo contigo camino del huerto
maldiciendo perezosa una oración
por la vida, por el sexo
y por todos los poetas muertos.
y por todos los poetas muertos.
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