jueves, 15 de diciembre de 2011

La felicidad es dejar que el ramen te gotee por la barbilla

Pasadomañana el consejo de sabias
decretará si iniciar la hoguera de los calcetines
o ahogarse pausadamente en un vaso sin hielo.
O a lo peor regamos las macetas con un poco de salmiaki.
Pun, pun, pun, pun! Pank!
Te lo eructo a la cara, con premeditación y dadaismo:
comienzo a estar harta de tus macarrones con tomate,
y los demás pasajeros del vagón se quedan,
boquiabiertos y expectantes,
esperando el climax que nunca llega.


(Intento de poema surrealista)

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La soledad

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