miércoles, 30 de noviembre de 2011

POEMA PARA CUMPLEAÑOS, AÑOS NUEVOS Y OTRAS FECHAS POCO MEMORABLES

Siempre hay un día crucial, no importa que sea lunes o sábado,
en el que todo adquiere una trascendencia brutal e inaudita,
y serías capaz de arrancarle los ojos a alguien
por afirmar que la ciencia es superior a todas las cosas
y que un racionalista más es un autómata menos.

Ese día puede que te asuste la posibilidad de llegar al punto
en que las noches de pasión den paso a las caricias por compasión,
y decidirás que no sabes si quieres estar ahí para comprobar
que tu vida es igual que la de esa cafetera vieja que nadie se atreve a reemplazar
porque una muerte natural más es un suicidio ejemplar menos.

Ese día tu reflejo representará un poco más todo lo que siempre odiaste,
y no sabes si es alivio o desidia lo que sientes al asumir del todo
que si el conformismo aumenta disminuye en proporción igual e inversa tu grado de frustración.
Tal vez eso es lo que significa hacerse viejo:
ser cada vez más consciente de ti mismo y quererte cada vez un poco menos.

Ese día podrá ser un día cualquiera excepto por tu pintalabios favorito,
pues harás del pintalabios una metáfora de todas las cosas buenas de la vida,
que cuanto más te gustan antes se acaban,
y que querer conseguirlas de nuevo significa descubrir ipso facto que ya no se fabrican
y que usarlas una vez más significa poder usarlas después una vez menos.

Por una vez, aunque solo sea un día, no buscarás que nadie te arranque la ropa,
será suficiente con que te besen un poco las penas
aunque no sepan de qué color son tus insomnios,
y te bastará con que la resaca no venga acompañada de remordimientos
y te consolarás pensando que una noche a solas más es también una noche absurda menos.

Sin duda ese día harás inevitablemente un balance,
analizarás encarnecidamente tus logros y fracasos hasta la fecha,
y sentirás ese vértigo que suele preceder a la decepción
mientras oyes sin escuchar que las comparaciones son odiosas
y que al menos no eres una más, pero eso solo significa que eres una menos.

Si, créeme, ese día no esperas nada del futuro
porque las posibilidades de un futuro mejor
son exactamente las mismas que las de un futuro de mierda,
y te contentas con que el lobo estepario no asesine del todo al cronopio
y con que un ladrillo en la tierra más no suponga un castillo en el aire menos.

Si, este día brindaremos, seremos supuestamente felices
por ser capaces de resignarnos a ser solo moderadamente infelices,
alzaremos nuestras voces y nuestras copas por un supuesto año más,
aunque todos sepamos que la vida en realidad es solo una cuenta atrás
y que un año más es, como mucho, simplemente un año menos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me gustó mucho. Dice lo que uno sabe y que con la idea de espantar algunos fantasmas... no SE dice.
Muy bueno.
Graciela (de Buenos Aires)

La soledad

La soledad
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