lunes, 14 de enero de 2008

Amanece un dia normal, demasiado normal quizá contrastado con el de ayer. Mientras me tomo el café, descubro que está lloviendo, y la cosa cambia. Decido hacerme dos coletas; un día lluvioso merece un look de niña buena. Creo que es demasiado temprano para sonreir asi.

Nunca me han gustado los paraguas; más bien es que me gusta mojarme de lluvia. Y a veces salto en los charcos, los que no son demasiado profundos, porque misteriosamente cuando llueve me vuelvo aún más chiquita, y no quiero arriesgarme a morir ahogada.
Pero hay un paraguas morado en el perchero, y decido abrirlo cuando salgo a la calle. Debajo del paraguas se crea una atmosfera de color lila intenso que huele a violetas; el repiquetear de la lluvia contra la mi mundo poco a poco se acompasa con la guitarra de Amaro Ferreiro.

Noto que la boca me sabe ligeramente a canela. No lo entiendo, hace mucho que no tomo canela. Tampoco importa demasiado, si no quieren besar unos labios de chocolate nunca van a interesarse por una boca de canela.

Empieza a llover más fuerte y cierro el paraguas. Todo se vuelve borroso y yo disfruto fundiéndome con la lluvia. A fin de cuentas, siempre me ha fascinado ir a contracorriente.

3 comentarios:

Lil' Mary dijo...

Que conste que te sigo leyendo. Y me sigue gustando lo que escribres y cómo lo escribes. Aunque no me meta en las conversaciones "escatológicas" en el playmobil. No estoy ahora para conversaciones de ningún tipo de todas formas. Me gusta lo de la boca de canela. Y el texto anterior... me suena demasiado a mi misma, qué poco originales son mis sentimientos.

Espero que lo pasases bien en la sugar ;)

Sin piel dijo...

I wanna live
with a cinnamon girl
I could be happy
the rest of my life
With a cinnamon girl.

Hombre_Ratón dijo...

Tienes una forma tan tierna de relatar que tú aroma seria canela si pudiese oler tus letras.

Gracias,
H_R

La soledad

La soledad
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