lunes, 28 de enero de 2008

Los colchones son mala gente


Mi cama sigue atada a ti.


Y esta noche dice que no me duerma, que se siente sola con tanto espacio desocupado, vacío.


Dice que quién va a cuidar y abrazar mis sueños.


Que quiere que vuelvas a dormir mientras yo finjo que estudio y te miro.


Que quiere que vuelvas a fingir que duermes para mirarme.


Pero yo desato los nudos, y apago la luz. No voy a hacerle caso a una cama barata y loca, que nunca ha sabido lo que quiere. Prefiero a la almohada. La cama se deja llevar por las emociones, se guia con el corazón. La almohada es fria y calculadora, puro razocinio y lógica. Por eso nos llevamos tan bien. (O tal vez lo que me gusta de mi almohada es que todavia huele un poquito a ti)

4 comentarios:

Anónimo dijo...

tu cuarto huele a sexoooooooooooo
eso es wenooo...

Sin piel dijo...

siempre es mejor confiar en el colchón... a la almohada no se le ocurre nunca nada original ni impulsivo.

Quique dijo...

Yo me quedo con la almohada. Me quedo con nuestras cabezas trenzadas, los susurros que se enquistan, los secretos que ahí se entierran. Donde nuestros labios tocan tierra, donde me abrazo cuando no estás.

Sin piel dijo...

Muchas gracias M, me animan mucho tus comentarios.
A mí también me gustan mucho tus letras...

La soledad

La soledad
3 miradas