viernes, 11 de enero de 2008

Mañana empiezo

Clonk. Clonk.

Otra vez el grifo goteando. Se levantó de la cama y descalza y a oscuras fue a la cocina a cerrarlo bien. En el pasillo se acordó del gas, y volvió atrás para cerrarlo también.

La rutina de las noches en vela. Habia aprendido a escuchar el silencio; los ronquidos del vecino, los coches lejanos, el goteo de un grifo.

Se dio por vencida; ya estaba harta de dar vueltas en la cama. Encendió la luz y el mp3.

“And so it is just like you said it would be, life goes easy on me…”

Se pasaba la vida suspirando por algo que no era cierto. Todas las mañanas creía haberlo olvidado, pero lo recordaba durante toda la noche. Ella, que había sido una femme fatale; y por él esperó 3 meses por un beso. Un beso que duró toda una noche. Y después de eso, las circunstancias hicieron que pasaran muchos días sin verse. Busca otra canción.

“Have you forgotten the way you looked at me when we met?”

¿Cómo iba a olvidar aquella Mirada? No se conocían desde hacia más de diez minutos y para el parecía que el mundo hubiera desaparecido, y para él solo existiera ella. Pero ella sabia que no podía; sus besos ya eran de otro; estaba enamorada, ¿no? Aquella mirada le hizo dudar. Tres meses después, él volvió a mirarla igual, y esta vez ella le devolvió la mirada. Y parecía que la noche no iba a tener fin…

Pero el fin si llegó y parecía el fin de todo. ¿Porqué todas las canciones tenían que recordarle a él?

Y claro, ya no había “otros”. Ninguno era él. Si no tenían el pelo demasiado corto, eran demasiado altos. O se pasaban de extrovertidos o eran muy timidos. Ninguno tenia una boca como aquella, ni esos ojos, ni su voz…

Lo peor tal vez era saber que él estaba tan solo y aburrido como ella. Entonces, ¿porqué había que esperar a que el destino o el azar o lo que fuera volviera a juntarlos? ¿Por qué no podían simplemente llamarse por teléfono y decir lo que sentían? Una simple y cotidiana llamada…

“Quiero verte, y sé que tu te mueres de ganas por estar a mi lado. Quiero tenerte 100 dias dentro de mi cama. Quiero besarte suavecito y arrancarte los labios a mordiscos después. Quiero que lo hagamos como fieras hasta que caigamos rendidos y abrazados, y que al despertar volvamos a hacerlo, despacio, muy lento, sin fin…Quiero que volvamos a hablar bajito, con los ojos…”

Vale, estaba delirando. Apagó la luz y el mp3 y cerró los ojos.

“Lo voy a olvidar, esta vez de verdad. Mañana empiezo”

2 comentarios:

elka dijo...

Mi duda eterna es el por qué de qué una Mirada dure tanto, se eternice, se pare, me pare. Que los besos se detienen, se desvanecen y se esfuman en sus ojos. Y es entonces cuando él los cierra y yo los guardo junto a mí como si los hubiera tenido siempre, como si nunca hubieran sido suyos.

Sin piel dijo...

Todavía no conocía a nadie que supiera de lo dañino y lo imposible de evitar de la ataraxia...

La soledad

La soledad
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